Crónicas de la Prensa en Pinto: un Eco Largo de Silencio

hace 2 días


Combate y El Combatiente fueron dos publicaciones de guerra que surgieron en Aranjuez y Carabanchel, respectivamente, bajo la edición del Partido Comunista de España.



Tras el final de Entre Pinto y Valdemoro, el municipio enfrentó un prolongado periodo de abandono y falta de medios de comunicación, que se extendió hasta los últimos días del franquismo. Esta escasez de publicaciones periódicas locales no fue exclusiva de Pinto; otros municipios en la región y, de hecho, en toda España, padecieron el mismo problema.

 

Ni durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) —con la excepción de Aranjuez, que contaba con dos periódicos—, ni en la II República, ni en la mayor parte del franquismo se generaron cabeceras de prensa local significativas en el sur de Madrid.

 

LA II REPÚBLICA HACE MUTIS

 

Es notable que durante la II República no existiera prensa local en ninguno de los municipios del sur de Madrid. A pesar de que se esperaba un renacer de los medios tras la eliminación de la censura impuesta por la dictadura de Primo de Rivera, en nuestra área geográfica no ocurrió así.

 

Los políticos que se opusieron al régimen de Alfonso XIII experimentaron una transformación. De una lucha abierta contra la falta de libertades y derechos democráticos, como la libertad de expresión, pasaron a restringir esos mismos derechos constitucionales una vez en el poder, argumentando que era para proteger el régimen republicano.

 

Combate y El Combatiente son dos panfletos de guerra editados en Aranjuez y Carabanchel, respectivamente, por el Partido Comunista de España.

 

Las multas, suspensiones y cierres de publicaciones fueron una constante en los gobiernos republicanos, que transformaron la libertad de información en una construcción ideológica sin aplicación real. Utilizando la Ley de Defensa de la República, ejercieron un control estricto sobre las actividades informativas de los medios. Si un periódico se atrevía a disentir o emitir opiniones consideradas amenazantes, sufría una suspensión inmediata. Esta censura no solo se dirigía contra las publicaciones extremistas, sino que fue un fenómeno continuo durante toda la Segunda República, con gobiernos tanto de izquierda como de derecha. En resumen, la prensa fue vista, ante todo, como un problema de orden público.

 

Por lo tanto, aunque la llegada de la nueva República prometió un sistema de libertades que en la práctica no logró implementar, la Segunda República inició un régimen de libertad de expresión que, aunque protegido por la Constitución de diciembre de 1931, se vio constantemente obstaculizado por otras leyes, en particular la Ley de Defensa de la República y la Ley de Orden Público.

 

El Frente Popular y, sobre todo, el estallido de la Guerra Civil destruyeron lo poco que quedaba de independencia en el periodismo.

 

EL COMBATE Y EL COMBATIENTE

 

Combate (1936-1937) en Aranjuez y El Combatiente (1936-1938) en el frente de Carabanchel.

 

Ambos fueron editados por el Partido Comunista de España y concebidos como herramientas de lucha contra el bando fascista, con financiamiento de la “Gran Unión Soviética”, como indican las propias publicaciones.

 

Combate y El Combatiente son dos panfletos de guerra editados en Aranjuez y Carabanchel, respectivamente, por el Partido Comunista de España.

 

Al igual que los medios de propaganda del bando nacional, que glorificaban el nazismo y el fascismo mientras ocultaban o promovían sus crímenes, Combate y El Combatiente eludían toda crítica a las purgas y asesinatos estalinistas, presentando a la Unión Soviética como el modelo de libertad y liberación para la clase trabajadora y campesina.

 

Además de estos dos panfletos, durante los cuarenta años que van de 1928 a finales de los años sesenta, solo podemos mencionar otras tres publicaciones en todas las localidades del sur de Madrid: La hoja parroquial Lúceat! (1940-1977) de Getafe; El Punto de Pinto, que parece que tuvo una breve existencia en los años cuarenta; y Pregom (1963-1964), producido por el Hogar Parroquial de Pinto.

 

En el próximo artículo, profundizaremos en ellos.

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